«Lo que da a la psicoterapia (humanista) integrativa su efecto transformador es el enfoque en las necesidades relacionales del cliente, y en la relación entre el cliente y el terapeuta. Una relación terapéutica con plena presencia por parte del terapeuta es la premisa central de la terapia integrativa, la indagación, sintonía e implicación son la base de su metodología. Es una psicoterapia de unificación que responde de forma apropiada y eficaz a la persona en el plano afectivo, conductual, cognitivo y fisiológico de su funcionamiento; también trata la dimensión espiritual de la vida. Declara el valor inherente de cada individuo.»
R. C. Erskine, Ph.D., psicólogo clínico, conceptualizó y refinó las teorías y los métodos de la Psicoterapia Integrativa.
La psicología moderna nace con el psicoanálisis que a finales del siglo XIX estudió la mente humana desde un punto de vista científico, y desarrolló todo un sistema para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales como una rama más dentro de la Medicina. El conductismo que nació alrededor de 1920 como la segunda escuela, se ciñó al estudio de la conducta observable sin entrar en hechos internos. En 1950 nace la tercera escuela, la psicología humanista, que integra los conocimientos más relevantes de las dos anteriores y además estudia el potencial humano y el desarrollo de la excelencia cultivando: la salud, la esperanza, el amor, la creatividad, el ser y la auto-actualización.